¿Qué es la obsolescencia programada?
La obsolescencia programada se refiere a la vida útil definida para un producto desde su fabricación, pasado ese periodo de tiempo, el producto se volverá obsoleto, inútil e incluso podría dejar de funcionar. Esta práctica también se suele aplicar en el número de usos, por ejemplo, la cantidad de copias que una fotocopiadora puede sacar antes de que este empiece a fallar.
Pero, ¿Por qué existe la obsolescencia programada? Bueno, esta tiene un objetivo bastante claro, el cual es literalmente obligar al consumidor a adquirir nuevos productos. De esta forma, la empresa tiene una demanda continua y por ende mayor beneficio económico.
La forma en la que esta se da puede variar dependiendo del producto, pero podemos definir dos clases generales, obsolescencia de ‘Calidad’ y ‘Función’. La primera tiene como consecuencia, que dado un periodo de tiempo los componentes con los cuales está elaborado un producto presenten fallas y empiecen a tener un mal funcionamiento y en algunos casos los repuestos, para reparar el producto son bastante caros, por lo cual es más rentable comprar uno nuevo que reparar el defectuoso.
El caso de la obsolescencia por función, se da con mayor frecuencia y ocurre de una manera tan sutil que la gran mayoría de los consumidores ni se percata que es víctima de ella; consiste en sacar al mercado un producto más avanzado y con mayores funciones que la versión actual. A primera vista no hay nada extraño, pero ocurre que, estas mejoras es su mayoría no representan una diferencia relevante en la experiencia de uso y están acompañadas de una agresiva campaña de marketing, vinculada con el estatus social y la moda. Un ejemplo bastante claro y conocido ocurrió con el lanzamiento del iPhone X, en la cual una de sus ‘Mejoras’ presentadas al público fue la adición de emoticones personalizables.
Software diseñado para morir
Sin embargo, no todo el problema se encuentra en el hardware. En el año 2018 la autoridad italiana impuso la primera multa vinculada a la obsolescencia programada a las empresas Samsung y Apple, por ‘Obligar’ a sus usuarios a descargar e instalar actualizaciones en sus teléfonos móviles que causaban graves disfunciones y reducían el rendimiento, acelerando de esta manera el reemplazo de los mismos.
Este hecho representa un problema que puede agravarse en el futuro, ya que el desarrollo tecnológico apunta a que no solo los teléfonos móviles y computadores lleven un sistema operativo gestionado mediante actualizaciones, sino que, televisores, autos, y demás productos también trabajen de esta forma.
Un problema más grave de lo que parece
Debido a que esta práctica incentiva e incluso condiciona a un modelo de consumo basado en ‘Comprar, tirar y comprar’ la cantidad de basura que se genera es enorme y la falta de una gestión adecuada de los productos desechados constituye un foco de contaminación que a largo plazo se volverá insostenible. Todo esto sin mencionar la cantidad de recursos y energía que demanda este sistema económico.
CONCLUSIÓN
La obsolescencia programada en un principio parece ser un problema sin mucha relevancia, que incluso podría resultar beneficioso debido al impacto económico que genera, sin embargo, tenemos que analizar diversos factores que a gran escala generan problemas de mayor importancia e impacto. Si bien esta práctica está directamente relacionada con factores sociales y psicológicos, la responsabilidad no solo cae en el consumidor final y no solo se trata de exigir un mayor control y sanciones más drásticas para los fabricantes que atenten contra la defensa del consumidor, sino que, debemos pensar en un modelo industrial que no genere productos tan perecederos y considere alternativas (Como las reparaciones) que prolonguen el uso óptimo de sus productos.
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